Daniel Higgs.El orador del océano.

Cuando tus piernas se entrecruzan con las normativas postuladas por este señor de barba y ropa de jirón pueden pasar varias cosas pero la indiferencia no se encontrará entre ese cúmulo de asociaciones sensacionales a las que llegas una vez te escabulles entre la repetición exahustiva de patrones circulares y ondas acuáticas,a las que llegas anímicamente una vez descubres una banda con nombre de pescado que resuena una y otra vez en tu cabeza y que no es otra que la muy viciante Lungfish.El grupo capital de Dischord records con permiso de Fugazi y razón capitalina para que a Ian MacKaye le valiese la pena continuar con la edición de discos,atención que les llevó a avanzar en círculos durante mas de 20 años y que pesa por sí misma,siendo y mostrándose como una banda especial,un rara avis difícil e imposible de imitar.
El caso es que Daniel Higgs es un guía espiritual posmoderno cojonudo.Armado con un banjo y un harpa vocal además de su própia voz recitando los textos que confecciona,adornan un trabajo que, siendo de digestión dificil,se te apega a la piel y al cromosoma de manera determinante y definitiva.Y es que,si te llega, te llega atrapándote en un embrollo a enganche de peligrosidad más por espiritual y profano que por callejero y arramblaor.Así lo avalan una cantidad de trabajos dispersos pero bien empastados,desfigurando por escisión ,la aportación e imaginación llevada en su banda madre en la que la conjunción de sus miembros da a resultas una fórmula que por separado adivina la aportación individual ante el conjunto.
El motivo de tanta cháchara no es otro que la posibilidad de tener al gurú bien de cerca el próximo día 7 de Mayo en la ya imprescindible Clínica mundana.Día en que comulgaremos en torno a una creencia sin caducidad,arraigada a la tierra y entremezclada entre gases hacia el cielo.