Si vas a empezar a estar en paz contigo mismo ahora que todo parece un derrumbe de pesadumbres y cacaos retorcidos surcando el imperio de la contratación y el hastío, es que te has tornasolado en pancreatitis crónica. Tu saliva es amarilla. Tus cuernos no son de oro (dan grima) y tu polla es un pequeño nido infecto de enfermedad y desgana. Todo va en consonancia y haciendo jugoso juego con tu cerebro. Debe ser por ello que te deshiciste de todos ellos (eran tres). Por sus continuos devaneos de aquí para allá saliendo a cruzar pasos intrincados de entre montañas recortadas y sanas intenciones. Salidas al monte, bajadas al río con piragua, visitas a parajes naturales o puede que almuerzos en el bar el fin de semana. Comida con paella a leña ,quizás, si el bolsillo y la resaca de media tarde lo pudieran permitir: salir a cenar y a engancharse unos cubatas con unas rayas para acrecentar las relaciones sociales con los demás bichos de la misma especie y ,como colofón, un polvo mal pegado con las parientas a la mañana del domingo, curioso, antes iban a misa, ahora les da por follar con el camal a medio bajar, los pelos alborotados y los alientos viciados para luego visitar las casas paternales y ahorrarse así en gastos. Luego van a hacer frente al lunes, al martes y así sucesivamente con pequeños cambios que acaban siendo pequeñas incorporaciones que desbancan pronto o tarde a otras costumbres medio arraigadas que ,con toda posibilidad, nunca vuelvan o quizás sí.Es por todo ello que me vi con el punzón en la mano. Para quitarles de esa vida de mierda. No porque los amara ya que más bien los odiaba, si no porque por algún lugar se debe de empezar a cambiar las cosas. Para apoyar al cosmos con mi pequeño granito de arena en pos del mantenimiento de la harmonía universal, aquella que tenemos derecho y deber de preservar tras la muerte de dios a la vista de su ineficacia en la materia. Asco de especies. Debería de haberse metido su creador dedo en el puto culo en cuanto tuvo ocasión de pensar en su creación. Dios fue un paria, un borreguero, un nazi sin escrúpulos. Otros van hipervinculados a la no violencia, a la resistencia pacífica que los pone en la parte débil y mecen con serviles alabanzas a un poder y a un estatismo que odian y que los odia de arriba abajo. Está claro y visto. YO NO SOY EL DÉBIL quizás sí un borrego, pues en ocasiones debo meterme en veredas tales como la cola del pan .No me importó dejar escurrir sus sangres por mis manos. No fue doloroso, sí infecto o infeccioso o un tanto asqueroso pero totalmente accesorio al hecho satisfactorio al que incurrí aquella tarde. Muertos los perros ahora queda esperar otra rabia.
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